Club de Montañismo para la salud

 

Compañero de aventuras de montaña, Manuel Rebaque, Expedición Andina, me invitó a unirme a este Club de amantes de la montaña y de la acampada a cielo abierto. Pasan los meses y mi agradecimiento va creciendo pues a cada momento se incrementa la admiración que han despertado en este caminante los usos y costumbres de los integrantes del Club. Las reglas de convivencia son sutiles, simples, directas, efectivas y eficaces. No hay reuniones fijas, No hay cadenas de mando, Hay responsables por tareas especificas; se premia, con sonrisas y apretones de mano, el trabajo bien hecho, la coordinación a punto, clara, concisa, directa. Existe una disciplina de marcha, un guía en el frente de la columna a quien nadie debe sobrepasar y un guía al final de la columna que debe ser el ultimo en la marcha. Cada nuevo personaje ha de tener un Padrino en el Club y este es el responsable ante el grupo por su ahijado, al tiempo que es quien le auxiliará en la marcha, quien le acompañara en sus problemas, quien le bajara de la montaña en ultimo caso. No hay jefes ni subordinados, no hay obligaciones doctrinarias, ni religiosas, ni de usos alimenticios, ni de gustos musicales. Lo que si hay  por montones es espíritu de grupo, compañerismo bien entendido, deseos de cooperación instantánea y total, a la par de un constante chalequeo, en el mejor sentido del termino, como diríamos en el mas correcto hablar criollo: mamadera de gallo de altura porque caminamos en las alturas.

Cuando me uní al grupo ya contabilizaban tres años de caminatas, es decir unas 36 salidas, de las cuales he podido acompañarles en las ultimas tres, La Culata( 2° refugio), El Tisure y El Santico. La teoría del grupo dice que se camina al paso del mas lento, descartándose la competencia por llegar primero, para beneficiar el logro de la meta sin problemas, es algo que lleva tiempo asimilar y es difícil por la misma condición humana, pero se logra y se entiende que todos los días no son iguales y que a cualquiera se le puede atravesar una raíz o deslizar una piedra o disfrutar de una resbalada llena de barro. Lo cierto es que, en ningún momento la gente queda sola y todo el mundo esta pendiente de todo el mundo, no se le deja al guía la responsabilidad como carga. Estas condiciones favorecen la idea de integrar un grupo variopinto en edades y experiencias, promoviendo la atracción de personas de muy distintas procedencias, trabajos, profesiones, edades,en una sumatoria maravillosa que permite descubrir habilidades y capacidades, disfrutando de comidas, tortas, canciones, cantantes, chistes, cuentos de montaña, sabiduría, conocimientos, arte fotográfico, poemas, experiencias de todo tipo que, con humildad se trasmiten a todos los excursionistas.

De toda esta actitud generalizada brotan frases como la de ”..Hice lo posible y.. Lo hice posible..” que demarcan el limite entre el quiero, puedo, y… LO HICE, típico de montañistas y excursionistas.

¿Fanfarroneamos? Claro que si… también es humano y tiene su momento, que se agota en cuanto vamos teniendo experiencia y de pronto en el camino nos pasa quien menos imaginábamos, el mas viejo, el de menos condiciones, el menos preparado, el primerizo, cualquiera. Todos los días son distintos y todos los caminos son distintos, aunque hayamos pasado ayer. La sumatoria de los aspectos de una excursión siempre son distintos, por eso el Club es tan cuidadoso con los detalles de planificación, apertrecha miento y coordinación.