En materia de Derechos Humanos éstos, en pleno siglo XXI, están por encima de la soberanía
ADOLFO P. SALGUEIRO| EL UNIVERSAL
sábado 31 de marzo de 2012 12:00 AM
No es la primera vez que abordamos el tema de la soberanía como excusa para incumplir con los compromisos internacionales, en este caso las medidas que dicta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o las sentencias de la respectiva Corte. Total exabrupto por cuanto Venezuela no sólo firmó la Convención Interamericana de Derechos Humanos el 22/11/1969, la ratificó por el Congreso Nacional el 23/6/1977 sino que además notificó el reconocimiento de la competencia obligatoria de la Comisión el 9/8/1977 y de la Corte el 24/6/1981. Con esto no habría más nada que conversar de no ser por la vergüenza que una y otra vez nos hacen pasar los actuales representantes abogados del Estado venezolano ante esas instancias, en este caso el Dr. Germán Saltrón & Cía., quienes, desgraciadamente, no tienen más opción que acudir a bizarros argumentos para satisfacer la orden de sus mandantes que les obligan a justificar el desacato a todos los compromisos legalmente contraídos por la República.
Es como si este columnista rehusara el pago de obligaciones legal y legítimamente contraídas con el argumento de que las mismas están en contradicción con las normas de su hogar.
La República de Venezuela tiene un solo gobierno el cual es "alternativo". Eso significa que el gobierno es el mismo, solo cambia periódicamente la persona que lo ejerce. Hay continuidad y por tanto las obligaciones válidamente contraídas deben ser honradas. Los tratados se hacen entre dos o más Estados y no pueden ser resueltos unilateralmente. Además, el propio gobierno del Sr. Chávez no solo ha acatado resoluciones internacionales en materia de Derechos Humanos cuando le ha convenido sino que ha acudido a las instancias respectivas para dirimirlas. No es cuestión ahora que acate lo que le sirve e ignore lo que le desagrade.
Nadie está obligado a ser parte de un tratado si no lo desea. La Convención Interamericana de Derechos Humanos, en su art. 78, contempla la denuncia con el respectivo preaviso de un año. Trinidad/Tobago lo hizo en 1991 y Perú por breve tiempo el mismo año. Ya nuestro Tribunal Supremo exhortó al Ejecutivo para que lo haga pero ello no ha ocurrido. Solo amenazas.
Lo que da vergüenza es que nuestra Venezuela, forjadora de libertades a nivel continental y otrora faro guía en el camino del respeto a los derechos fundamentales hoy quiera transitar en la compañía de parias como Siria, Irán, Sudán, la Libia de Gadafi y otros acudiendo a argumentos superados hace ya largo tiempo por la comunidad internacional.
Los Derechos Humanos vienen de Dios. Los recibe la persona en su concepción y la acompañan hasta su muerte. No dependen de la bondad de ningún Estado. Estos solo pueden organizarlos, jamás restringirlos. Lo que está haciendo Venezuela va de contramano con la historia y los doctores Saltrón y Britto García hacen un pobre papel sosteniendo tesis obsoletas en nombre del chavismo.
Entiéndase claro y sin rodeos: en materia de Derechos Humanos éstos, en pleno siglo XXI, están por encima de la soberanía. Esa es la clave de la civilización contemporánea, sería vergonzoso ser la excepción.
apsalgueiro@cantv.net
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