SAMUEL GALLEGO| EL UNIVERSAL /Venezuela
jueves 8 de marzo de 2012 03:33 PM
Pandora fue la primera mujer creada por los dioses griegos. Zeus, el dios supremo, ordenó a Hephaestus, el herrero, crear a la mujer a partir del agua y la tierra y hacerla tan hermosa como los dioses del Olimpo. Todos ellos contribuyeron de alguna forma en crearla, así ella pudo englobar al bien y al mal. Pero, una vez creada Pandora se le dio una caja que los dioses le prohibieron abrir. Sin embargo, su actitud impulsiva le impedía resistirlo y la abría; tan pronto como lo hacía, todos los espíritus malignos, el dolor, el hambre y la avaricia afloraban. Ella de inmediato, al notar su error, la cerraba e impedía que se escapara de la caja la esperanza. Desde ese momento la humanidad experimentaba periodos de sufrimiento, pero siempre podía contar en el tiempo con la esperanza para reconfortarse.
Volviendo a nuestro siglo, Pandora también es un sistema de radio por Internet donde al seleccionar un grupo musical, cantante o cualquier melodía de nuestro agrado, se va creando un patrón discográfico que sucesivamente incorpora a nuevos artistas, los cuales tienen entre sí un denominador común, se adapta a nuestros gustos, se logra en su conjunto desarrollar una discoteca de canciones que nos deleitan. De esa forma, por ejemplo, Joan Manuel Serrat nos lleva a Sabina, Soledad Bravo, Mercedes Sosa, Paul Simon, James Taylor, Roberto Carlo, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, etc.
Amazon tiene un mecanismo similar en su oferta de libros. Una vez que se selecciona a un autor, sucesivamente van promocionando a otros con temas similares, y así, mediante el acumulo de la información obtenida por el público que va comprando los mismos libros se van añadiendo otros títulos de la misma categoría.
Igualmente nuestros amigos y familiares que nos conocen descifran muchas veces nuestros gustos a la hora de seleccionar algún detalle, motivo o regalo, utilizando información acumulada en la mente.
La política no se aleja tampoco de esos postulados, y como diría Serrat, cada corazón esconde una verdad detrás de cada gesto, por ello, sin duda, los que comulgan con Asad, lo hacen también con Gadafi, Ahmadinejad, Hussein, Fidel, Mugabe, Lushchenko, de la misma forma que admiran a Mao, Stalin y Hitler.
Pero al final cada quien es cada cual, vamos subiendo la cuesta, Pandora ha cerrado la caja, aún queda dentro de ella la esperanza que nos ilumina y ayuda a superar los designios del mal.
Libre albedrio… que maravilla de regalo!!!
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