VenEconomía Opina, 28 de agosto de 2012
Una de las principales guías de la revolución bolivariana preconizada por Chávez es que “lo que no sabes no te hace daño, o no existe”.
En esa línea de acción se enmarca el empeño de evitar que la población venezolana conozca la verdad de las tantas tragedias acontecidas en estos 14 años de desgobierno, entre las que vienen a la memoria:
El incendio en la Torre Este del Parque Central, uno de los monumentos de la modernidad de Venezuela ocurrido en 2004. Ningún sistema de seguridad funcionó, pero hasta ahora no se han aclarado las causas del siniestro ni nadie paga por estos hechos.
El hundimiento de la plataforma gasífera Aban Pearl, en Paria (estado Sucre) en horas de la madrugada del 13 de mayo de 2010, que había sido considerada días antes por el ministro Jorge Giordani como un “motivo de orgullo de la ingeniería nacional y, particularmente, de la empresa PDVSA". A más de dos años la Fiscalía General no ha abierto una investigación sobre los hechos menos aún sobre el supuesto sobreprecio por el alquiler de la misma, sólo se sabe lo que dijo ese día el mandatario: “se inclinó, hizo agua, cerraron operaciones, y evacuaron”, como informó Chávez, “sin víctimas ni daños medioambientales”.
La explosión de los depósitos de Cavim, la armería del Estado ubicada en Maracay-estado Aragua, durante una madrugada de enero de 2011 que arrojó una persona muerta, tres heridas y daños materiales en las instalaciones militares y casas aledañas. Hoy nada se sabe de las causas de la explosión, a pesar de la exclamación del vicepresidente Elías Jaua de que se había “activado toda la inteligencia del Estado, ordenada por el presidente Chávez”.
El gigantesco derrame de petróleo en el río Guarapiche, ocurrido en febrero de este año en el estado Monagas, que devastó flora y fauna y dejó sin suministro de agua potable por semanas a la población, y del que nada se sabe tampoco, sólo que el personal que podía haber evitado el desastre medioambiental acompañaba al mandatario en uno de sus actos preelectorales.
Incluso la manipulación de la información alcanza a hechos políticos como la que se derivó de los sangrientos hechos de abril de 2002, donde cientos de manifestantes pacíficos fueron masacrados por francotiradores y huestes chavistas en las cercanías de Puente Llaguno en Caracas. Diez años y la verdad no se conoce. De esto sólo quedó un largo y espurio juicio a los comisarios y policías metropolitanos que evitaron que el baño de sangre fuese mayor, a quienes condenaron a largos años de prisión, aún cuando las pruebas indicaban su inocencia.
Ahora, ocurre un desastre mayor, la explosión en la Refinería de Amuay, en el estado Falcón, donde más de 40 personas perdieron la vida y decenas están heridas. Ello a pesar de que desde al menos 2002, un ex comandante del Destacamento 44 de la Guardia Nacional presentó un informe indicando que este y las casas vecinas debían mudarse fuera del perímetro de seguridad de la refinería.
A pesar de que mucho insistan las autoridades ¿cómo creer entonces que ahora sí se llegarán a conocer las causas de esta nueva tragedia y se castigará a los responsables?
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