2012/08/29

7714.-Crónica de un desastre anunciado

VenEconomía Opina, 29 de agosto de 2012

A cuatro días de la explosión en la Refinería de Amuay, una de las peores tragedias no relacionadas con causas de la naturaleza ocurridas en el país, comienza la “normalidad” en la región: Los deudos entierran y lloran a sus más de 40 familiares fallecidos, los heridos luchan por recuperase, los héroes anónimos continúan sus labores de rescate y las familias afectadas y sin vivienda emprenden la ardua tarea de recomponer sus vidas.
Por la parte del Gobierno las autoridades siguen insistiendo en que las operaciones de la refinería se están normalizando, afirmando que entre el martes y miércoles han salido unos seis barcos cargando gasolina, diesel y asfalto. Mientras que el presidente del Congreso, siguiendo su función revolucionaria, adelanta que no hará ninguna sesión especial para investigar el incendio de la refinería de Amuay, negando así la posibilidad de interpelar al presidente de PDVSA y a la gerencia del Complejo Refinador de Paraguaná como solicitara la bancada de la unidad democrática. Este es un claro indicio de las intenciones del Gobierno de pasar agachado una vez más, sin fijar responsabilidades ni castigar negligencias e incompetencias.
Sin embargo, en esta oportunidad parece que ese propósito de impunidad no será tan fácil como en el pasado, pues las huellas previas de la falta de mantenimiento quedaron plasmadas en diversos informes de entes internacionales e investigaciones de nacionales.
Uno de los más importantes es el documento “Informe de Actualización de Recomendaciones de Mejoramiento de Riesgo” de 54 páginas que elaboró en marzo de este año la firma RJG Risk Engineering para la compañía de reaseguros QBE, y que publica completo este miércoles el Nuevo Herald. http://media.elnuevoherald.com/smedia/2012/08/28/22/11/lWNeA.So.84.pdf
En ese extenso informe la firma RJG Risk Engineering dejó asentado una larga lista de fallas de mantenimiento, además de hacer advertencias sobre la “inadecuada protección contra incendios en las instalaciones, demoras en el remplazo programado de equipos, lentitud en la aplicación de las correctivas recomendadas y la ocasional existencia de ‘nubes de vapores volátiles’ en las instalaciones”.
Con respecto al riesgo que representan esas nubes de vapor el informe indica que aunque RJG no evalúa las probabilidades de accidentes, “es suficiente señalar que independientemente de las medidas de diseño, construcción, inspección, mantenimiento y operación que sean tomadas, perdura la capacidad de que se produzca el peor tipo de eventos”.
Entre otras tantas resalta que en 2011 se registraron en las dos refinerías del Complejo de Paraguaná (Amuay y Cardón) 222 incidentes, incluyendo alrededor de 100 incendios, muchos de los cuales se produjeron “en trincheras de tuberías contaminadas”. Y acota que “aún cuando hay un buen procedimiento para la investigación de incidentes, nos desalentamos al notar que pocos de ellos habían progresado más allá de la etapa de establecer una comisión de estudio y sólo nueve de ellos habían sido declarados ‘cerrados’, con las recomendaciones ejecutadas”.
¿Este último desastre pasará de la etapa del nombramiento de una comisión de estudio?

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