Posted: 01 May 2013 11:00
PM PDT
Por: Octavio Pineda
Espinoza (*)
Cuando hablo de un ejemplo lo
digo porque la valentía demostrada por Capriles en la reducida campaña que le
permitieron tener produjo un flujo de votantes superiores al millón y medio
de votos más que de los obtenidos en el proceso previo al actual en el que,
el candidato ya no era Chávez sino Maduro, sabiéndose ganador mantuvo y ha
mantenido la serenidad pero la firmeza de sus convicciones con respecto a los
resultados que ahora lo ponen 225,000 votos debajo de Maduro, y la gente en
la calle sabe que esta vez ganó Capriles, esos datos eran al revés a favor de
Capriles y no de Maduro y quizás más porque al darse cuenta que perdían
mandaron a quemar las cajas de los cuadernos de votación donde constan las
pruebas del fraude montado estatalmente para mantener a sangre y a fuego “la
falacia del socialismo del siglo XXI” que el hijo putativo de Chávez no pudo
ganar con los votos.
El civismo, el valor y la
conciencia legal que Capriles ha demostrado en todo este proceso es
ejemplarizante y aleccionador, nos señala que, aunque todos los recursos del
estado se utilicen para favorecer una posición, él que tiene el deseo sincero
de servirle a Venezuela para que vuelva a ser una sociedad reconciliada
consigo mismo, no va a ceder ante las amenazas de todos los colores y de
todos los tamaños que le han mandado encima y si existe la convicción
suficiente, el pueblo, la comunidad local y la comunidad internacional le
seguirán apoyando en su búsqueda de una real democracia en la tierra de
Bolívar, su valor cívico y su valor personal bien podrían ser aplicados acá
en nuestros lares por nuestros dirigentes políticos que ven venir una situación
similar en Honduras y que reaccionan de manera tibia y a veces hasta cómplice
con las ambiciones continuistas y desmedidas del presidente del Legislativo
que ya planteó quedarse “cincuenta años” violentando el principio
constitucional de la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia
de la República.
En Honduras ocupamos un
Capriles, decidido, valiente, consciente de los riesgos, seguro de sus
principios y metas, solidario con sus compañeros y sus compatriotas,
dispuesto a dar la batalla final cueste lo que cueste y quizás inspirado por
el hermoso poema de Enrique V. que señala: “Los hombres viejos olvidad, aún
así todo será olvidado, pero él recordará con ventajas lo que terminó ese
día… Esta historia deberá enseñar el joven hombre a su hijo, desde este
día hasta el final del mundo, que seremos en todo recordados, nosotros los
pocos, nosotros los felices pocos, nosotros banda de hermanos; porque aquel
que derramare su sangre conmigo este día, será para siempre mi hermano”.
De esa talla es Capriles
Radoski , dispuesto a ser de esos pocos felices que ahora son muchos, los que
decidieron acabar con el intento de destrucción masiva del estado venezolano
y restituirle a su pueblo la razón y el equilibrio al precio de la sangre
misma, poniendo como escudo su verdad, la del pueblo, no la de la
nomenclatura, ni la de las máquinas manipulables, no la de los endiosados con
el poder, ni la de los ebrios del mismo, simplemente la verdad del pueblo que
dijo ya no queremos más de esto, queremos libertad, queremos un país nuestro,
no administrado en La Habana y con sus recursos dilapidados por todo el mundo
mientras aquí hay hambre y exclusión, así, así de comprometido está Capriles
con la causa de la libertad y la democracia que no aceptó el show de Lucena, se
paró frente a unos micrófonos y dijo que no va a avalar esa farsa.
De esta talla ocupamos
candidatos en Honduras que se le opongan al aspirante a dictador moderno del
Legislativo, los andamos buscando todavía! ¡Mis respetos para Capriles
carajo!
(*) Abogado, catedrático
universitario, analista político.
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2013/05/02
7968.- Diario La Tribuna.- Honduras
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