OSCAR ARNAL | EL UNIVERSAL
jueves 16 de mayo de 2013 12:00 AM
El padre del socialismo científico se equivocó en muchas de sus concepciones. Marx dijo que la violencia es la partera de la historia y que la historia de la humanidad es la de la lucha de clases. Omitió que muchas veces es la evolución y no la revolución la que produce el proceso natural de avance social. Instigó al odio, cuando tantas veces el amor y la paz han triunfado sobre el mal. Para el marxismo como para el maquiavelismo "el fin justifica los medios", lo que significa que con tal de que se instale la dictadura del proletariado todo se vale. No reconoció la eminente dignidad que tiene la persona humana, independiente de su procedencia, raza o condición social. Del importante papel que juegan las clases medias, que al igual que los más pobres tienen inmensas necesidades insatisfechas. Llamó Marx a la dictadura del proletariado, cuando hasta las revoluciones y los grandes cambios, los han dirigido la mayoría de las veces líderes de las más plurales procedencias.
El marxismo es una ideología materialista que niega la existencia de Dios. Basándose en la guerra del opio, propiciada desde Inglaterra contra la China, Marx afirmó que "La religión es el opio del pueblo". En su concepción atea, en vez de entender que Dios es el redentor de los pueblos y de los oprimidos. Y la religión la vía para actuar de forma correcta y alcanzar la salvación. Para el marxismo la religión es un mecanismo más de dominación. Sin entender que la regla en la historia y cultura de la humanidad es que no hay pueblos que no hayan creído en Dios. Para el ser humano Dios es una necesidad: la única forma de explicar que hubo un principio de donde parte la creación. Y que nuestra vida no se acaba con la muerte sino que continúa con el espíritu. Para los creyentes somos seres espirituales que tenemos en esta vida una existencia material y el espíritu prevalece. También el fascismo tiene una orientación materialista y por eso los extremos se tocan.
En sus observaciones sobre cómo emergería el comunismo, explicó que en los países más capitalistas se agravarían las contradicciones y las brechas sociales, que al hacerse insalvables, los conducirían al marxismo. No fueron los más industrializados como aseguró Marx, sino las sociedades más rurales y agrícolas como en Rusia y China, donde se adoptó esta doctrina.
A la ciencia jurídica Marx la definió como la del "derecho burgués". La llamó la "superestructura" que busca consolidar las injusticias, las diferencias de clases y la propiedad privada. Dijo que el derecho había que utilizarlo hasta donde fuera posible para después destruirlo y sepultarlo. No comprendió tampoco que la ciencia del derecho busca como fines: la justicia, el bien común y la seguridad jurídica para que los pueblos puedan progresar.
Ni hablar de las agresiones que Marx escribió sobre nuestro Libertador. En sus semblanzas sobre Bolívar lo describió como un cobarde y un corrupto. Lo comparó con un tirano de Haití, Soulouque señalando además que gobernó rodeado de aduladores. Para Marx nuestra independencia no la realizaron Simón Bolívar, nuestros Libertadores y el pueblo, sino se logró sólo gracias al apoyo y a la Legión Británica. Para él "somos pueblos bárbaros".
Sí estos fueron sólo algunos de sus errores conceptuales, cuando vamos a la práctica los resultados de la implantación del marxismo no pueden ser peores. Los ejemplos más elocuentes son los de Corea y de Alemania. Los rusos fueron los que llegaron primero a la Alemania, durante el fin de la Segunda Guerra Mundial. Cuando se dividió el país en dos, la parte más rica que fue la que tomó la Alemania Oriental, terminó siendo la más pobre. En la Alemania comunista se cometieron toda suerte de desafueros y de violaciones a los derechos humanos. La socialista explosionó en medio de la oscuridad y la quiebra nacional. Sus habitantes asfixiados derribaron el Muro de Berlín. Hoy gracias a la Alemania Occidental, existe la Unión Europea. En Corea donde la del norte continúa en poder de los comunistas, instalaron una tiranía de corte familiar, mientras que en lo económico nada más el sur tiene veinte veces más de Producto Interno Bruto y una democracia sólida. En el mundo el comunismo ha dejado alrededor de cien millones de muertos, superando los sesenta millones de la Segunda Guerra Mundial.
Hay que entender que cada vez que un gobierno como el actual se acerca a los postulados marxistas, se pone del lado del atraso, del fracaso y la miseria. Tan sólo ver la prosperidad de México con el TLCAN o del resto de los países de América Latina, que tienen tratados de libre comercio con buena parte de la humanidad.
@OscarArnal
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su tiempo. Por favor, deje su email y le contestare en privado. Gracias