MIEDO Y HAMBRE…Y SILENCIO
Rafael Marrón
González
En el texto del pasado sábado aseguro que el
desabastecimiento que sufre el país no es por causas económicas sino políticas,
pues el socialismo para poder estatizar la vida de los ciudadanos, debe
convertirlos en masa amorfa sin conciencia de clase, a través de un férreo
control social, que solo es posible manteniendo al hombre pendiente de
sobrevivir y para ello el hambre es una poderosa herramienta. Y el
desabastecimiento y la limitación del consumo generan angustia en el individuo
por el hambre que anuncian y, por ella, se somete voluntariamente a los dictados
del régimen en materia alimentaria, coadyuvando con su sumisión por la
subsistencia la imposición de la tradicional cédula de racionamiento de los
regímenes comunistas, que lo hará esclavo de su vergüenza.
Hampa sí
mi comandante
Y así como el hambre, el miedo es el otro
aliado sustantivo del comunismo – el socialismo es un eufemismo – y para
producirlo masivamente el “proceso” castro – chavista ha contado con la
cooperación entusiasta del hampa, que ha ensayado en Venezuela formas inéditas
de amedrentamiento, como perseguir en motos a las mujeres de los barrios para
atracarlas, arrastrándolas por el pavimento, con los que las damas presas del
terror deciden no salir de sus casas. El premio que el gobierno otorga a los
delincuentes por su colaboración, es la impunidad. Así, dejémonos de pendejadas
y reconozcamos la eficiencia de este gobierno de 15 años, en el logro de sus
objetivos. Tenemos desabastecimiento, con su aliada la inflación, y miedo parejo
y una oligarquía enquistada en la cúpula del poder que produce leyes para
legitimar sus depredaciones libertarias. Qué más puede pedir un gobierno
comunista. Una vez impuestos en la psiquis del pueblo los
artilugios de dominación – domesticación por salivación - tarjeta de
racionamiento y toque de queda, el hampa desaparecerá devorada por un mar de
fuego de fusiles, y entrarán en acción plena las bandas armadas de vigilancia
que han sido formadas en paralelo y cuya eficacia apenas hemos observado en los
eventos de protesta. Solo falta someter a la díscola clase media, políticamente
sociedad civil o “la derecha” como la define la imbecilidad en el ejercicio
abusivo del poder, que, después de haber votado masivamente por el zafio
golpista del 4F, infectada por el virus de la antipolítica inoculado por los
medios de comunicación que lanzaron una campaña anti partidos, con alguna que
otra razón, y que demostró su capacidad de expresión el 2002, y que ha vuelto a
evidenciar su disposición a recuperar la democracia liberal que permitió su
surgimiento, con masivas protestas pacíficas, pero armadas de coraje y voluntad
de cambio, que ahora atraen la curiosidad del pueblo, tal como a la que
impidieron con francotiradores llegar a Miraflores aquel 11A que pone la carne
de culecas a los engreídos castristas de la godarria. Como símbolo de aquella
gesta el “proceso”, purulento ya, estos cobardes mantienen en prisión a
Simonovis, para demostrar que el extinto era más cruel que la monstruosidad de
Fidel.
La
claridad necesaria
Esta inédita estructura de poder rebasa la
comprensión de muchos políticos jóvenes o formados en democracia, que intentan
enfrentarlo con formas tradicionales de oposición. Cuando hay que continuar,
pero con mayor contundencia, con la lucha política, ajustando el discurso a la
realidad de este proceso liberticida, para derrotarlo en el epicentro de su
poder orgánico: las grandes mayorías. Pues, por ejemplo, de nada sirve que la
oposición partidista se desgañite señalando los índices de inseguridad, que es
la primera preocupación en la clase media, pero es la segunda o tercera en los
barrios, a pesar de ser los más afectados por sus ataques irracionales, si no
tiene la claridad conceptual necesaria para acusar con propiedad al gobierno de
estar pivotando su consolidación en el miedo paralizante producido por el hampa,
que elige al azar, sin consideración alguna por la filiación política de las
víctimas. ¿Cuántos trabajadores seguidores del castrismo han sido víctimas del
hampa? Y eso no le importa al procónsul cubano ni le importó al difunto. Son
daños colaterales meramente estadísticos. Lo importante es que el miedo paralice
a todo el cuerpo social. ¿Sino como le imponen por la fuerza a un pueblo que
tiene que meterse para adentro a las seis de la tarde, sin pagar el inmenso
costo político implícito? Quitándole la calle y dándosela al miedo. Lo que
ocurre es que no conocemos a plenitud la capacidad de la maldad hasta que nos
alcanza. Los gobiernos comunistas, y los comunistas por supuesto, son de
naturaleza homicida, porque es tan anormal e inhumana su propuesta que solo a
través del terror pueden imponerla y han sido aparatos militares los encargados
de esta tarea, pero en Venezuela, por sus especiales características
geopolíticas, fue necesario preservar el barniz democrático, y esa tarea se le
encomendó al hampa, incluyendo las peligrosas bandas de operación política,
que con ciento cincuenta mil víctimas mortales en 15 años se ha
ganado su lugar privilegiado en la historia del crimen al lado de Fidel. Lo que
ocurre es que “socialismo” es un sustantivo tan atrayente que
convoca no pocas solidaridades, y como se continúa con la estupidez que confiere
la culpa de su fracaso a quienes practican la fórmula y no a la fórmula, estamos
plagados de socialistas bien intencionados que cubren con su manto de buena fe
la perversión deletérea de su realidad, creando la atmósfera de confusión que
lentamente nos conduce al silencio.
Pero: En el referendum del 2007 se le dijo NO a lo que tiene que ver con llevar al pais hacia un estado socialista. O sea que todos los esfuerzos que estan haciendo para tal cosa son simplemente INCONSTITUCIONALES... así de simple.
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