Cubanos: ¡ni ellos mismos lo pueden creer!
WILFREDO FRANCO | EL UNIVERSAL jueves 3 de abril de 2014 12:00 AM
La Asamblea Nacional de Cuba acaba de aprobar una ley para incentivar y garantizar la inversión de capital privado extranjero en la economía cubana, decretando con ello la finalización de 55 años de economía comunista, es decir totalmente en manos del Estado. El propio Raúl Castro asistió a la histórica reunión para, con su presencia, eliminar cualquier resistencia en contra que pudiera surgir. La expresión de muchos legisladores durante el discurso del presidente del Parlamento, quien justificó una y otra vez la necesidad de la inversión extranjera para combatir la pobreza, era simplemente un "no lo puedo creer". Y es que hasta ahora el régimen y el Parlamento habían sido furibundos enemigos del capitalismo y de la inversión extranjera, "máxima expresión del capitalismo explotador del pueblo".
Con este giro de 180 grados en sus políticas económicas, que incluye el despido en 2012 de más de 500.000 empleados públicos por no poderles pagar, y la apertura ese mismo año de la posibilidad de poseer un negocio propio (taxistas, peluquerías, bodegas, ventas de comida, etc.), el rancio comunismo de la isla avanza hacia su desaparición para ser sustituido por el sistema chino, de economía capitalista "salvaje" basada en la masiva inversión extranjera, manteniendo un Estado monopartidista dominado por el Partido Comunista, donde por cierto participa solo el 5% de la población.
Por supuesto, aunque se trata de una apertura del sistema político y socioeconómico más cerrado y represivo del mundo, triste liderazgo compartido con Corea del Norte, Cuba aún está a años-luz de ser una democracia.
Lo asombroso es que mientras se confirma el dictamen de Fidel de que "el sistema comunista no funciona ni en la isla", y avanzan los correctivos "tardíos" asumidos por su hermano en el poder, el régimen de Maduro avanza al galope hacia el establecimiento en Venezuela de una copia fiel y exacta del fracasado sistema cubano. Chávez, y ahora Maduro, han sido artífices del milagro económico al revés, convertir los más fabulosos ingresos de la historia por venta de petróleo, en mecanismo para destruir la economía del país y fabricar una casta de privilegiados ricachones con cuentas y bienes multimillonarios en el "imperio norteamericano", Europa y paraísos fiscales por doquier.
Como contraparte del derroche y la corrupción oficial, el pueblo debe padecer la quiebra del sistema productivo, la escasez y la mayor inflación del planeta. En pocos años, pudiera ser que Cuba sea un ejemplo de democracia y progreso económico, y Venezuela la Norcorea de América Latina, a menos que la conciencia política de la mayoría de los venezolanos y venezolanas crezca a la altura de la inmensa crisis en que se ha sumido al país y, Constitución Nacional en mano, impulse los cambios necesarios. A Dios rogando y con el mazo dando.
wfranco01@gmail.com
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