Escoslático Duque
Incansable evangelizador, a través del anuncio del evangelio, buscó resolver las penurias...MONS. BALTAZAR PORRAS | EL UNIVERSAL
lunes 27 de octubre de 2014 12:00 AM
Uno de los sacerdotes bandera en la vida merideña del siglo veinte fue el padre Escolástico Duque, pionero en muchos aspectos de la cultura merideña y andina. Su memoria hay que rescatarla del olvido que busca borrar su imagen de una de sus obras cimeras: el viejo hospital Los Andes.
Nació en la aldea Laguna de García de Pregonero (10-2-1882). Fue alumno del Colegio Sagrado Corazón de Jesús de La Grita, bajo la dirección de Mons. Jáuregui Moreno. Pasó a continuar estudios en el Seminario de Curazao, y los culminó en Mérida donde fue ordenado sacerdote (22-12-1906).
Incansable evangelizador, a través del anuncio del evangelio, buscó resolver las penurias que afectaban a las comunidades que le fueron confiadas. Vicario cooperador en San Cristóbal, párroco en Rubio, Jají, Monte Carmelo, Escuque y Valera. Director del diario "El Vigilante" (1929-1932), párroco de Los Ángeles de La Grita y de la matriz de Ejido desde 1936 hasta su muerte.
Un luchador
Pastor con olor a oveja, fue un gran luchador social. En el campo educativo fundó colegios en Rubio, y en Valera logró que los padres salesianos se hicieran cargo del colegio; y en Ejido, abrió escuelas en Las Mesitas, San Onofre, Escuque, La Calera, Manzano Alto, el páramo de los Conejos, Los Guáimaros, San Isidro y Pozo Hondo.
Promovió la junta pro-hospital Los Andes de Mérida que fue una realidad, gracias a su constancia y coraje. Emprendió la construcción del sanatorio antituberculoso. Gracias a sus gestiones se construyeron los acueductos de Ejido y Mérida, e hizo sentir su voz de protesta porque pusieron una tubería de inferior calidad a la contratada. Fue "cura caminero", abriendo trochas e impulsando carreteras en tiempos en los que predominaban las sendas de recuas.
A los 65 años de edad, el 23 de julio de 1947 entregó su alma al Creador en Ejido, siendo trasladados sus restos a La Grita. "Escribió poco, habló mucho y realizó mucho más. Hablaba para lograr y para hacer" (Tulio Chiossone).
faustih.cronicas@gmail.com
Nació en la aldea Laguna de García de Pregonero (10-2-1882). Fue alumno del Colegio Sagrado Corazón de Jesús de La Grita, bajo la dirección de Mons. Jáuregui Moreno. Pasó a continuar estudios en el Seminario de Curazao, y los culminó en Mérida donde fue ordenado sacerdote (22-12-1906).
Incansable evangelizador, a través del anuncio del evangelio, buscó resolver las penurias que afectaban a las comunidades que le fueron confiadas. Vicario cooperador en San Cristóbal, párroco en Rubio, Jají, Monte Carmelo, Escuque y Valera. Director del diario "El Vigilante" (1929-1932), párroco de Los Ángeles de La Grita y de la matriz de Ejido desde 1936 hasta su muerte.
Un luchador
Pastor con olor a oveja, fue un gran luchador social. En el campo educativo fundó colegios en Rubio, y en Valera logró que los padres salesianos se hicieran cargo del colegio; y en Ejido, abrió escuelas en Las Mesitas, San Onofre, Escuque, La Calera, Manzano Alto, el páramo de los Conejos, Los Guáimaros, San Isidro y Pozo Hondo.
Promovió la junta pro-hospital Los Andes de Mérida que fue una realidad, gracias a su constancia y coraje. Emprendió la construcción del sanatorio antituberculoso. Gracias a sus gestiones se construyeron los acueductos de Ejido y Mérida, e hizo sentir su voz de protesta porque pusieron una tubería de inferior calidad a la contratada. Fue "cura caminero", abriendo trochas e impulsando carreteras en tiempos en los que predominaban las sendas de recuas.
A los 65 años de edad, el 23 de julio de 1947 entregó su alma al Creador en Ejido, siendo trasladados sus restos a La Grita. "Escribió poco, habló mucho y realizó mucho más. Hablaba para lograr y para hacer" (Tulio Chiossone).
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