Abad Gabriel con Edgar Álvarez e Ilse Villela.
Don Alejo tenía un TORO REPRODUCTOR, el mejor toro de la región. Ese toro era su único patrimonio.
Los ganaderos locales descubrieron que el toro era el mejor reproductor de la zona, comenzaron a ALQUILARLO para cruzar sus vacas, comprobando que de ese cruce, salían los mejores terneros y el toro se convirtió en la única y principal fuente de ingresos del campesino.
Además el TORO era rendidor y rápido, no perdonaba a ninguna vaca que le pasara cerca, y parecía que nunca se cansaría de engendrar.
Un día, los ganaderos se reunieron y decidieron comprar el toro para no depender más de don Alejo. Un representante fue y le dijo:
“Ponele precio a tu toro que te lo vamos a comprar”
El campesino, que no quería perder su fuente de ingresos, pidio una cifra absurda para que fuera rechazada. Los ganaderos se quejaron al Alcalde por el precio del animal, y éste, sensibilizado con el problema, compró el toro con fondos municipales, registrándolo como PATRIMONIO MUNICIPAL y poniéndolo al servicio de toda la comunidad.
El día de la inauguración de los servicios, los ganaderos trajeron sus vacas para que el toro las preñara. Le pusieron la primera, y nada.
“Debe ser la vaca - dijo uno – es muy flaca”.
Le trajeron una gran campeona Holandesa, el toro la olfateó, y ¡¡nada!!
Le pasaron el rodeo entero, pero ¡¡el toro ni se inmutó!!
Los ganaderos locales descubrieron que el toro era el mejor reproductor de la zona, comenzaron a ALQUILARLO para cruzar sus vacas, comprobando que de ese cruce, salían los mejores terneros y el toro se convirtió en la única y principal fuente de ingresos del campesino.
Además el TORO era rendidor y rápido, no perdonaba a ninguna vaca que le pasara cerca, y parecía que nunca se cansaría de engendrar.
Un día, los ganaderos se reunieron y decidieron comprar el toro para no depender más de don Alejo. Un representante fue y le dijo:
“Ponele precio a tu toro que te lo vamos a comprar”
El campesino, que no quería perder su fuente de ingresos, pidio una cifra absurda para que fuera rechazada. Los ganaderos se quejaron al Alcalde por el precio del animal, y éste, sensibilizado con el problema, compró el toro con fondos municipales, registrándolo como PATRIMONIO MUNICIPAL y poniéndolo al servicio de toda la comunidad.
El día de la inauguración de los servicios, los ganaderos trajeron sus vacas para que el toro las preñara. Le pusieron la primera, y nada.
“Debe ser la vaca - dijo uno – es muy flaca”.
Le trajeron una gran campeona Holandesa, el toro la olfateó, y ¡¡nada!!
Le pasaron el rodeo entero, pero ¡¡el toro ni se inmutó!!
El Alcalde, furioso, llamó al ex-dueño y lo increpó a solucionar el problema... ¡¡¡Se había gastado el dinero de los contribuyentes y no quería pensar que todo fuera una estafa más!!! Don Alejo se acercó al toro y le habló al oído:
- ¡¡Qué hacés hermano!!, ¿no querés trabajar más?
El toro lo miró largamente... y desperezándose, le respondió:
NO ME JODÁS HERMANO, ¡¡¡AHORA SOY FUNCIONARIO PÚBLICO!!
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