Ʊ La sorpresa ingrata.-
Estaban
allí, sentados mirando el paisaje, sin duda era un sitio idílico... paz y
tranquilidad para contemplar la suave caída de las montañas que parecían
desbordarse sobre la presa. Para ellos era un sitio suyo, lo conocían de toda
la vida, podían hablar con los ojos cerrados y comentar sobre lo que verían al
abrirlos... era una imagen esculpida en su cerebro.
Desde niños ellos venían a mirar y ver las obras, las reparaciones, los
cambios, ante sus ojos estuvieron siempre las rocas y las arenas y los taludes
y podría decirse que ellos fueron parte de los cambios, por eso “algo” les
estaba molestando esa tarde, habían cambios pero eran tan sutiles que no los
encuadraban. Era como si hubiesen abierto un chorro y el agua se estuviese derramando,
algo hacía que la calma chicha de la superficie no fuese ya ni tan calma ni tan
chicha.
.-Mira,
vamos a llegarnos hasta el aliviadero a ver que es lo que pasa... como no ha
llovido la vía está seca y no hay barro. De seguro que no pasa nada, pero...
mas vale averiguar...
Colocaron sus aparejos en el automóvil y se
dirigieron al lugar del aliviadero, a medida que se acercaban se sentía el
desborde con mayor volumen. Después de tantos años de silencio se sentía raro
el sonido del agua descontrolada. Algo estaba pasando.
Detuvieron el carro en la redoma de los
camiones que quedaba un poco más baja que la pared de la presa y lo que vieron
casi les hiela la sangre... de la parte superior bajaba una hendidura
zigzagueante que, si bien no era muy ancha, dejaba escapar el agua a chorro
batiente. No se veía como muy peligrosa porque estaba muy alta y parecía como
que cuando el agua llegase a ese nivel se terminaría el bote.
Raro era que no hubiese nadie en la presa o que
no hubiesen puesto un cartel anunciando el posible peligro. Claro, con lo que
estaba pasando en el pueblo, era como que si fuesen ellos los primeros en notar
y darse por enterados de lo que estaba pasando.
.-Tenemos
que dar parte de esto. Alguien tiene que reparar esos daños. Alguien tiene que venir y evaluar los daños y
las posibilidades... La contratista tiene que ver con esto...
Hacía ya varios años que la presa se había
terminado, la última Contratista no había sido del pueblo sino que la habían
asignado y contratado en la Capital. Riasol solo había contribuido con el
personal obrero y con los servicios de alimentación para ese multitudinario
grupo.
A Tomás se le prendieron las alarmas y recordó
los dimes y diretes que se habían escuchado por esa obra. Si lo del puente había causado lo que estaba
causando, el viejo dicho de que los males llegan por docenas pudiera ser que se
pusiese en evidencia...
¿Y a quien le echaría el cuento? No había
Alcalde, ni concejales, los lideres políticos andaban escondidos... con el Tío
José enterrado y los administrativos de La Pedrera en vías de juicio, no
quedaba nadie a quien “pasarle la novedad”...
.-
Hilda, voy a tener que meterme en la boca del lobo y buscar una solución... le
diré a la Tía Chepina que me autorice para mover a sus empleados y ver si esto
es de verdad peligroso o si podemos hacer algo...
.-
Y si te agarran como cómplice del Tío
José?
.-
No chica, son cosas diferentes, recuerda que “La Pedrera” solo puso al
personal, la contratista fue de la Capital... es cosa del Gobierno... ellos
tienen que responder por esto... pero, mejor me curo en salud y llamo al
Ingeniero González... mas vale prevenir... no salga lo roto por lo descocido...
Preocupándose a cada momento un kilo mas, Tomas
nada mas llegar al pueblo se dirigió hacia la casa de la Tía Chepina y en la
cocina, saboreando un sabroso café, fue tratando de penetrar la capa de dolor de
su Tía para, sin molestarla, ponerla en antecedentes de la situación. No se podía obviar el dolor de la Viuda, ni
su rabia por la reacción de los riasoleños al momento de la ejecución. Pero
ella le entendió y aceptó lo que le proponía. Le dio carta blanca, no en balde
era el sobrino preferido.
.-¿Que FUÉ? ¿Se les cayó el puente?
.-Pues... sabrás que nooo... la del problema es
la reparación que le hicieron “Ustedes” a la Presa... Tiene una fisura vertical
en zigzag y cuando la vi hace un momento tenía como dos metros de largo... Te
parece que sea suficientemente preocupante?
.-Déjame ver... Estas de suerte porque me acabo
de desocupar de otro problemita que tenemos acá... Ya mismo salgo para que me
muestres ese zigzag... trata de que no mucha gente esté en el problema hasta
que veamos que es lo que se puede o debe hacer... envíame un vehículo que me
busque en la pista de La Hoja... en dos horas estaré allí.
.-Aja, capturé tu atención, verdad? Y con esto
de la nueva Ley y toda la prensa que tenemos aquí, estamos en la boca del
volcán...
.- Claro, vale, nada de prensa hasta que no
evaluemos lo que esta pasando... ya estoy saliendo... chao.
Tomás se había decidido... Sin autoridades en
el pueblo y con los “lideres políticos” escondidos, era una medida desesperada
pues volcaría los ojos de todos en su persona y eso, a la luz de la situación,
se podría volver un problema para El, pero había que hacerlo, había que
enfrentar la situación previendo males mayores y su Tía Chepina era ahora la
dueña de La Pedrera, no se le podía dejar abandonada.
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