2016/01/29

263519.- Sobre La Piedra.- 14.1

SLP 14.1

Al Ing. González le había saltado el búho porque en unas declaraciones a la prensa había manifestado que… “el magnífico rendimiento en sus estudios en la Universidad de PRL de la Ciudad de Mistrahorn, que con tan buenas intenciones subvencionaba la Compañía IRONICE Inc. para tres de los hijos del Diputado Cartabón, eran una magnifica demostración de las buenas y sostenidas intenciones de esta Compañía para con el Estado, lo que le daba meritos hacia el próximo contrato a discutirse…”

Irónicamente, Cartabón había sido el Diputado que vendió en el Gobierno, el proyecto de la modificación de la presa.

Del infierno le llegó el fuego a González... no era fuego cruzado firme y mantenido... era fuego de todos los calibres y de todos los frentes... se le decía de todo... desde mameluco hasta mal hijo... desde idiota hasta bestia putrefacta... se preguntaban cómo era que se había graduado, con honores!! En la mejor Universidad del País... ¿Y cómo era posible que los sabios del partido lo mantuviesen en su cargo?
Claro, el hombre no solamente conocía esta tarjetita de información... el hombre sabía de muchas otras cosas... de muchas otras personas... y por eso se le atacaba con manos enguantadas, se le temía por su conocimiento de otras cosas que entrampaban a seguidores y adversarios... El miedo es libre... La gente simple pensaba en que, a la larga, aparecería tras una curva, con la boca llena de moscas...

Tomas conocía el caso de González y, a través del Tío José, supo de sus andanzas con la compañía que ganó la última contratación para la presa. El Tío había sido muy cauto por aquello de que “...lo que no conoces no te hace daño...” así que la punta de la lengua le picaba por preguntarle al Ingeniero sobre el tema, pero lo primero era lo primero y tiempo tendrían para hablar...

El hecho del juicio en Riasol, sus consecuencias, la actitud de las personas en contra de los fuereños, el recuerdo de la actuación de González durante la ejecución del contrato,  que no había sido una maravilla, precisamente...  todas estas cosas se confabulaban para presagiar unas semanas de mucho movimiento.

Había que revisar la presa metro a metro y para eso se hacía necesario buscar los obreros en el pueblo… en cuanto se supiese lo que buscarían, ardería Troya…

¿Cómo ganar tiempo?   ¿Tiempo para qué? ¿A quién le interesaba ganar tiempo? ¿Cuál era el peligro inminente? ¿Para quién? ¿Para quienes?

Para Tomas, la situación se veía peligrosa y así sería hasta que no supieran exactamente que podía suceder con la presa… No era cosa de que la inundación se llevara al pueblo, porque no podía suceder… pero, de ocurrir la inundación, se quedarían sin riego para sus siembras y sin generación de electricidad, eso significaría el desastre económico de Riasol, lo que llevaría a que la gente lo abandonara y, además, el fulano puente de los tormentos estaba en el camino y si lo que decían de su calidad era cierto, era muy probable que esa inundación se lo llevase… lo roto y lo descosido…

González comenzó a llamar contactos en la capital y algunos se comprometieron a llegar a Riasol al día siguiente, apenas alumbrando el sol… nadie quería periodistas en la zona, era un clamor… el miedo es libre.     

A la trampa jaula solo le faltaba la tapa y esta se estaba armando en el Bar Consentido. Los periodistas, ávidos de comentarios y seguros de la no existencia de novedades sobre que escribir, estaban en la barra del Bar, libando. El clima, el juicio, las chicas malas del pueblo, la gente que vino de la capital y zas… se acabaron los temas… la carretera, el puente, la presa, el río, el sitio de camping para las vacaciones, el mirador de la presa, la pista, el avión que vino y que nadie sabía a quién había traído… ¿y por qué no vamos y paseamos? el taxi esta barato… démosle…

Allá se fueron y cuando estuvieron en la pista escucharon hablando a los pilotos sobre el viento suave sobre la pista y sobre la presa, les llamó la atención el que dijeran que la habían sobrevolado dos veces y que el Ingeniero les dijo que al día siguiente lo harían de nuevo… ¿sería que pasaba algo?  Los pilotos les dijeron que no tenían idea, que todo se veía normal desde arriba… Miradas de puesta de acuerdo y se montaron en el taxi para ir... al Mirador de la Presa.

Regresaron al Bar, aterrados por lo que vieron… el zigzag ya no era el de dos metros, (que vio Tomas), ya estaba entre tres y cuatro metros, a ojos de buen cubero… Llegaron pidiendo Ron, asustados, preguntando por los obreros de la presa… uno que estaba tomándose unas cervecitas se presentó y se ofreció a mostrarles lo que hubiese que mostrarles y, de nuevo el taxi pero con un pasajero adicional, rumbo a la presa.

El obrero no sabía que decirles…lo veía como muy malo pero no sabía cuan malo… nunca habían pasado por una situación como esa. Lo primero que dijo fue… ¡!!Hay que buscar a uno de los Ingenieros que estuvieron aquí!!

Los pilotos, con nada que hacer excepto esperar la mañana, pidieron un taxi y se fueron al pueblo y claro, al Bar Consentido. Cuando regresaron los que estaban en el Mirador de la Presa los encontraron allí y lo primero que les preguntaron fue la identidad de su pasajero. Inocentes de la situación respondieron dando el nombre de González y entonces casi se muere el obrero al relacionarlo con el ex­ supervisor de la obra.

.- Algo grave debe estar pasando para que ese fulano esté aquí!! Es el responsable del final de la obra.

Armada pues, la trampa jaula,  solo faltaba colocar en ella a los personajes de la trama para que estallara el conflicto.

 El concierto boca oreja comenzó a funcionar y, para el momento en que Tomas regresó de La Hoja ya había una gran concentración de gente en la plaza esperando explicaciones de alguien… no habían autoridades, pero si mucha gente gritando barbaridades. Tomas trató de asumir el control y, parándose sobre un taxi, intentaba explicarles lo que estaba sucediendo pero los gritos desaforados de algunos bravucones no permitían que se entendiese lo que se pretendía explicar… finalmente el Prof. de Deportes del Liceo se presentó con un megáfono y poco a poco Tomas fue logrando aquietar a la gente explicándoles que sería en la mañana, cuando llegarían las personas que sabían de la situación, que ya Gonzáles los había llamado. Les explicó que lo peor que podría pasarles esa noche era que se rompiese la presa y que si eso pasaba se inundaría la ría que le daba nombre al pueblo,  y se llevaría los sembrados que estaban a su lado. Les pidió que recordasen que por esa posibilidad era que se había prohibido que construyeran de ese lado o sea que no habría víctimas humanas, solo los animales que estuviesen pastando por allí, les pidió que por esa noche no se acercasen a la ría, para evitar problemas.

Algunos exaltados pedían la presencia del Ing. González pero este se había quedado en La Hoja para tener tranquilidad y hacer todas las llamadas necesarias para las decisiones del día siguiente. El tiempo se le pasó volando pero logró los contactos y armó su red de trabajo, no en balde su grupo era uno de los mejores de la capital, parecían scouts: Siempre listos para servir.  Al concluir la última llamada respiró profundo y se vio frente a un trago reconfortante, pero el bar de la pista estaba cerrado por lo que su último recurso fue tomar el jeep que le había dejado Tomas e irse para el pueblo a por ese trago en el Bar Consentido.

El trayecto hasta el pueblo, que no era muy largo, lo hizo canturreando, tarareando sin sentido, pensando en su soledad de esa noche y en lo difícil que sería la tarea mañana, cuando arribaran los grupos de trabajo. Había mucha luz en la Plaza y mucho movimiento en la calle, cosa rara en Riasol...
Tan pronto le vieron comenzó un griterío gigantesco y trataron de abalanzársele pero unos pocos obreros que le conocían de antes y (¿?) de su confianza, le sirvieron mágicamente como muralla e impidieron que los exaltados le alcanzaran...

Tomas, con el megáfono, llamaba al orden, pero la gente comenzó a tratarlos como pareja de delito, por eso le cedió el micrófono al Profesor Vázquez, el Deportista, y este, con un tono de voz fuerte mas no gritona, fue amansando la muchedumbre que allí se encontraba. Querían saber qué era lo que estaba pasando en la Presa y el único que podía dar esa información con base certera, era, quisieran o no, el Ing. González.

.- Dejemos que él nos lo explique, si es que ya lo sabe...
.- Díganos, Ingeniero, que es lo que está pasando...
.- Parece que tenemos una falla en la muralla principal que tendremos que verificar, mañana, cuando lleguen las cuadrillas. Adelantar cualquier causa o cualquier solución es temerario, porque lo único que hemos visto desde el aire, ha sido el chorro que se está escapando y, aunque no es demasiado fuerte, si es de cuidado. Lo que puedo asegurarles es que, en el peor de los casos, asumiendo que la muralla principal se desmoronase totalmente, lo que es muy poco probable, las perdidas serían materiales por la inundación y no humanas porque, como todos sabemos, la presa se calculó y construyó de forma tal que en la vía del agua de la inundación solo hay sembradíos, no hay edificaciones. Tengan confianza en el trabajo que todos “hicimos” porque lo hicimos bien. Mañana, cuando comiencen a trabajar las cuadrillas que vienen y las que reuniremos con Ustedes, seguramente encontraremos la causa de lo que está sucediendo y le pondremos coto de inmediato. El personal que se enganche para esas cuadrillas lo tomaremos como Nomina de la Compañía a partir de mañana mismo, incluidos sueldos, seguros y bonificaciones. Confiemos en Dios y esperemos que los daños, cualesquiera que sean, no aumenten, y nos permitan hacer cuanta reparación haga falta. Como representante de la Compañía les doy las gracias por su apoyo y les aseguro que resolveremos los problemas más pronto que tarde. Y que Dios nos oiga!!!

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