2016/01/29

263520.- Sobre La Piedra 15.1.-

SLP 15.1

Apenas despuntando el alba, el equipo de comunicaciones de La Hoja recibió el plan de vuelo de varias aeronaves que, desde varios aeropuertos se aprestaban para despegar con destino a Riasol y algunos de ellos requerían de personal auxiliar para las labores de descarga de materiales y equipos. En previsión de necesidades, el encargado de la Torre se comunicó con las personas que, en los buenos tiempos, se dedicaban al avituallamiento del cafetín y de los servicios y, llamó también, a los Taxistas del pueblo.
A las 07:30 se avistó el primer avión y para ese momento ya estaban allí el Ing. Gonzáles y el Sr. Tomas... El galpón ya estaba preparado para reuniones y comprobaron que la planta de emergencia estuviese operativa y con el depósito de combustible lleno. La radio de Riasol retransmitía las noticias que llegaban de la capital y, a pesar de que los reporteros ya habían pasado datos a sus respectivos diarios, todavía no se decía nada sobre lo que estaba sucediendo... La Ley Final era “quisquillosa” con estas situaciones y no permitía que se alarmase a la población. El Ing. González llamó a la torre y se informó sobre la cantidad de aviones y su hora estimada de llegada, pidió se le confirmara el número de almas a bordo y fueron preparando el sitio para las reuniones y una especie de protocolo que les permitiese plantear el problema y buscar soluciones de manera expedita, lógica y segura. La información que durante la noche envió al Ministerio de Obras explicaba lo visto y el plan inicial para este día, incluyendo las llamadas y coordinaciones con cada uno de los expertos del Ministerio y de las Contratistas involucradas en lo que había sido el trabajo.
A las 6:25 hrs. recibió la llamada del Ministro y acordaron que seguiría el Plan inicial que se le había ocurrido. El Ministro, le dio luz verde y fue muy cuidadoso en ordenarle que cuidase en grado sumo la relación y la información que se les pasase a los periodistas. El caso del Puente y ahora el caso de la Presa eran dos situaciones de mucho peligro para el Sr. Ministro. Exigió que se le informase de urgencia sobre la posibilidad de que se interrumpiese la generación de electricidad y los estimados de tiempo para reparación, ofreció el inicio de coordinaciones con los fabricantes de los generadores previendo cualquier gravedad en la situación. Le indicó que se había montado una “oficina de control de crisis” para el caso, que estaría en coordinación directa con quienquiera que se necesitase. Le indicó finalmente que se le colocaba, al Ing. González, como coordinador máximo de la situación y que todos los involucrados en el caso estarían a sus órdenes. El Ministro esperaba información con urgencia pues había Consejo de Ministros esta mañana y debía presentar información clara y precisa.

González se sorprendió por la siguiente pregunta que le formulo el Ministro, quería saber de la posibilidad de que alguien hubiese dañado la presa, le ofreció enviar gente de Inteligencia y Contraterrorismo de una vez... González trató de rechazar la idea indicándole que la situación del pueblo estaba más que revuelta por las ejecuciones y que tal vez valdría la pena esperar a que se revisase la situación y se tuviese, aunque fuese, la primera impresión. Como el pueblo estaba aun lleno de periodistas, lo que se hiciese podría causar pánico. Ya estaban por llegar las cuadrillas que verificarían el estado de la presa y no pasarían más de 18 horas para que se tuviese la primera indicación real de lo que sucedía.

Tomas fue reuniendo en el galpón a todos los obreros de La Pedrera que se aparecían y los fue organizando en cuadrillas, ganaba así tiempo, estableció un sistema de transporte entre La Hoja y la presa lo que permitió que a los pocos minutos tuviesen no menos de 40 hombres caminando sobre las cornisas de la presa y se comenzó a recibir datos de los hallazgos que, por lo demás, eran muy poca cosa.

González trabajaba sin descanso con sus teléfonos, coordinando con la capital, asegurándose que las personas adecuadas estuviesen en los aviones y que no hubiese “mirones” de función publica en las listas de pasajeros.

Con la llegada del primer avión se armó la Oficina Central de Control, lo que permitió mejorar el sistema de comunicaciones, estaba dotada y tenía personal especializado, ducho en situaciones de conflicto.

Los Ingenieros y el grupo de zapadores se instalaron inicialmente en el galpón  y allí estuvieron las primeras horas, mientras se empezaba a reunir data para agilizar el trabajo.

-Se encontró una hendidura vertical zigzagueante de 6 metros de largo en el amurallamiento principal de la presa sin evidencias de explosión o repicado con herramientas normales.
-El nivel del agua se encontraba a tres metros del nivel máximo de carga.
-El flujo de carga de entrada estaba a 60% del máximo con tendencia a disminuir.
-El flujo de carga de salida se mantenía estable y no se apreciaba impedimentos en la compuerta para maniobrar su apertura y/o cierre. (Se comprobó su eficiencia mecánica)
-La generación eléctrica no se había visto alterada en las últimas 48 horas.
-No habían evidencias externas de que se hubiese arrojado cargas voluminosas desde las cornisas de la presa.
-La apertura del aliviadero principal había funcionado libre, sin sonidos ni esfuerzos mayores, lo que hacía presumir que estaba libre de materiales de desecho.

Con estos resultados iniciales, González comenzó a verificar en cual de los aviones venían los buzos y las cámaras submarinas. Se veía de anteojos que tendrían que filmar la parte interna de la pared. Se alegraba de contar con personal muy bien entrenado y, realmente, expertos en estas lides... consultó con los Bomberos sobre el abastecimiento de oxigeno y llamó a la sala de control en la capital para ordenar el envío de bombonas de apoyo. (Le contestaron que ya estaban en el avión, con los buzos...).
Preocupado por la situación de la presa, pero seguro de la gente que trabajaba a su lado, marchó hacia el Mirador a dar su primera ojeada como Encargado General.
El mundo se le hacía cada vez más pequeño desde la metida de pata de la rueda de prensa... tenía que salir avante en esta situación ya que, de lo contrario, era más que posible que terminase colgando, un sábado cualquiera.
Tenía los recursos de la Compañía y del Ministerio a su disposición, el grupo de ingenieros era “de lo mejor”... solo había que descubrir la falla y reparar la Presa.
Si no aumentaba en demasía el caudal de entrada, (cosa controlable), podrían tal vez aliviar un poco el volumen interno y trabajar en seco en la parte de la rajadura, lo que aumentaría la velocidad del trabajo y eso le llevaría unas 12 a 18 horas para iniciar la reparación.
Ordenó trabajar en los aliviaderos de entrada reduciendo la llegada de líquido y, como no había llovido, no parecía que hubiese problemas con el desvío de los cauces.
Para el momento en que aterrizó el ultimo de los aviones ya se tenía el plan de ataque en ejecución, hasta la grúa para las cámaras estaba ya en posición.

Fue una fiesta de viejos amigos el saludo de los recién llegados. Muchos de ellos habían trabajado en la última modificación bajo las órdenes de González. Cada uno traía una “posible solución” al problema que había imaginado. El descenso de los buzos con la grúa era una gran idea puesto que les daría margen para trabajar con mas equipo pesado, sin tener que estarlo transportando, y también podrían grabar todo el trabajo con cámaras fijas permitiendo que quienes estuviesen abajo trabajaran “solucionando el problema”.

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