2016/02/02

263561.- Curiosidad en Compostela!!!

El derecho de asilo en el Hostal de los Reyes Católicos, en Compostela

La gruesa cadena de la fachada tenía derecho de asilo por lo que si un perseguido de la justicia se sujetaba a ella, era protegido por el administrador del Hospital.
Juan Ramón Baliñas Bueno

Hostal de los Reyes Católicos, en Santiago de Compostela. / spain.info
Hostal de los Reyes Católicos, en Santiago de Compostela. / spain.info
En 1486 los Reyes Católicos visitan Compostela y viendo a los peregrinos heridos por las calles deciden fundar el Hospital Real, se terminó en 1511, de fachada plateresca. En el atrio delantero de la fachada vemos pilastras labradas alternando altas se utilizan para sujetar la gruesa cadena que separa el hostal de la plaza, la cadena es del siglo XVI forjada por el maestro Guillen, mide 64 metros. En esta cadena, durante muchos años, hasta el siglo XIX, tenía derecho de asilo concedido por los Reyes Católicos. Los perseguidos de la justicia, por cualquier causa, se sujetaban a ella y el administrador del Hospital debía darle protección o solo ser juzgados por él.
El edificio es de planta rectangular, con cuatro patios interiores dedicados a los cuatro Evangelistas, los delanteros de estilo renacentista de 1509 con fuente en el centro, los posteriores son del siglo XVIII, barrocos, con pozo en el centro, con arcos, columnas y gárgolas. En el medio de los patios se edificó "la Capilla Gótica" de planta cruciforme. El hospital se restauró en noviembre de 1953 convirtién­dose en hostal de lujo, se ha decorado de acuerdo con su estilo, piezas procedentes de pazos gallegos y casonas castellanas, cuadros, alfombras, tresillos, adornan galerías y salones de agradable silen­cio.
Los 10 primeros peregrinos que entren y demuestren que han hecho el Camino, el Hostal le ofrece una comida gratuita. Cada año procuro pasar algún día en sus estancias, me siento a tomar el aperitivo en una mesa bajo los soportales de un patio interior con columnas, escucho el agua de la fuente central, mientras leo la prensa, en silencio, lejos, pero cerca, del mundanal ruido de la plaza del Obradoiro. 

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